Todo buen lector que no se ha entregado a los e-books, iPad, u otro tipos de tabletas electrónicas, siente la atracción de la lectura en su etapa más original, el libro de papel. Una forma habitual de lectura es la que se hace por la noche, en la cama, y antes de dormir. Es también común que después de la lectura el libro quede sobre una mesa de luz o en el suelo.
Quien tiene esta costumbre, sin duda considera el dormitorio como el lugar más placentero para relajarse, abandonar el estrés, y entregarse a la lectura. El tener los libros al alcance de las manos es una comodidad sin igual. En muchos casos los libros, si son bien distribuidos en la cabecera de la cama, pueden pasar a ser parte de la decoración del dormitorio.
Como complemento, esa cabecera de cama "literaria", puede servir además para completar la decoración con pequeños objetos, retratos, o recuerdos varios.
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